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Si es breve es portátil. Si es portátil se puede llevar encima. Si se lleva en el cuerpo puede ser un amuleto. Si tiene poderes brinda salud a quien lo porta. Quien porte poemas llevará caramelos para el viaje, pañuelos de la suerte, collares, ramitos disecados, una palabra de scrabble, un juego nemotécnico, una flor de retama, olor a pino.
Se puede llevar en el puño si se transporta con cuidado, en el bolsillo interno, atado al corpiño o en estado líquido en verano. Es inmune a todo, puede viajar entre la media y el pie, escondido en el pelo, dormir bajo las uñas.
El poema cuando es breve es un beso, llega a ser tatuaje si podés recitarlo, vincha de mutisias dulces si se apoya en tus sienes, una yapa, un corazoncito Dorin’s, una compresa de manzanilla cuando tu piel arde, un monoambiente de vellón blanco donde andás descalza, la unidad mínima de un sueño. 
Si viaja en tu zapato te aliviana, si se acomoda en tu cuello es bufanda perfumada.
Un poema breve es un disparo de fe en el cuerpo del desánimo, una sonrisa en la apatía, un círculo conciso de sol en el suelo al que van los gatos sin culpa para echarse.
La creencia también suele ser breve, dura lo que dura pero es poderosa: mientras recita, protege.


Daniela Noceti  

 

Frágil

 

Hay una fuente de pirex rota
que nunca tiro, 
la guardo abajo de mi mesada,
simula estar entera,
las partes bien juntas, apretadas.
Hoy decido tirarla, embalarla 
para que nadie se dañe con los filos.
Hay cosas que son 
camiones de mudanza,
los veo pasar en fila 
por encima de mi barrio,
será por eso que uso diariamente
tanta cinta de empaque,
por eso me cuesta tanto tirar
la fragilidad de lo que se parte.
 

 

 

Abrigo

 

El calor del pulóver que me saco,
¿cuánto dura sin mí?
lo observo abandonado en la cama
y pienso que no sólo es invisible
el alma de las cosas,
sino también 
la persistencia de su fuego.
 

 

Risco

 

Mediodía,
mi sombra me es ajena
cuando me da el sol,
la luz se hace una fiesta
con la morfología de mi pérdida,
de un costado de mi cuerpo
se desmoronó un peñasco
de historia.
 

 

Amuletos lingüísticos - Daniela Noceti

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Si es breve es portátil. Si es portátil se puede llevar encima. Si se lleva en el cuerpo puede ser un amuleto. Si tiene poderes brinda salud a quien lo porta. Quien porte poemas llevará caramelos para el viaje, pañuelos de la suerte, collares, ramitos disecados, una palabra de scrabble, un juego nemotécnico, una flor de retama, olor a pino.
Se puede llevar en el puño si se transporta con cuidado, en el bolsillo interno, atado al corpiño o en estado líquido en verano. Es inmune a todo, puede viajar entre la media y el pie, escondido en el pelo, dormir bajo las uñas.
El poema cuando es breve es un beso, llega a ser tatuaje si podés recitarlo, vincha de mutisias dulces si se apoya en tus sienes, una yapa, un corazoncito Dorin’s, una compresa de manzanilla cuando tu piel arde, un monoambiente de vellón blanco donde andás descalza, la unidad mínima de un sueño. 
Si viaja en tu zapato te aliviana, si se acomoda en tu cuello es bufanda perfumada.
Un poema breve es un disparo de fe en el cuerpo del desánimo, una sonrisa en la apatía, un círculo conciso de sol en el suelo al que van los gatos sin culpa para echarse.
La creencia también suele ser breve, dura lo que dura pero es poderosa: mientras recita, protege.


Daniela Noceti  

 

Frágil

 

Hay una fuente de pirex rota
que nunca tiro, 
la guardo abajo de mi mesada,
simula estar entera,
las partes bien juntas, apretadas.
Hoy decido tirarla, embalarla 
para que nadie se dañe con los filos.
Hay cosas que son 
camiones de mudanza,
los veo pasar en fila 
por encima de mi barrio,
será por eso que uso diariamente
tanta cinta de empaque,
por eso me cuesta tanto tirar
la fragilidad de lo que se parte.
 

 

 

Abrigo

 

El calor del pulóver que me saco,
¿cuánto dura sin mí?
lo observo abandonado en la cama
y pienso que no sólo es invisible
el alma de las cosas,
sino también 
la persistencia de su fuego.
 

 

Risco

 

Mediodía,
mi sombra me es ajena
cuando me da el sol,
la luz se hace una fiesta
con la morfología de mi pérdida,
de un costado de mi cuerpo
se desmoronó un peñasco
de historia.