Narrativa en verso (fragmento)

1

 

Conocí una chica discreta
la vi
temblé 
y la invité a tomar algo.
Antes, sin embargo,  
tengo la consulta con un psicoanalista. 
(Viernes, tres de la tarde) 

Llegué justo,
toqué el timbre. 
Sonó la chicharra. 
Llegué sin aire, 
después de escalar de dos en dos
asfixiado
con lo verdadero hecho un bollo 
arrugado y húmedo 
en mis puños,
sé que no miente
eso:
estoy sin aire, 
y no sé qué hacer.

 

Me senté.
Prendí un cigarrillo, 
prendió un cigarrillo. 
Las cosas se me caen de las manos, dije, 
y sigo sin entender por qué 
tengo faltas de ortografía.
Y además: un tornado se enciende en mi pecho.
Di una pitada, 
dio una pitada;
largué el humo, 
largó el humo,
mi vida se debate
entre el intelecto y la emoción, recité. 
Él rio sin reírse.3 
¿Por qué separa las cosas?, preguntó.
 
Salí y había oscurecido.
¿Qué pasó?, pensé
en la calle
solo
sin aire
otra vez sin aire. 

La chica discreta hiere mi religión
su despreocupación me aniquila.
Él me provoca 
todo el tiempo 
a veces creo que me tortura,
y me convierto en un juguete de su inteligencia.

Ayer me sentí mal.
Hablé de papá. 
Dije una cosa horrible.     
Una imagen: 
el ataúd estaba en el centro de una habitación en penumbras
la gente se me acercaba con mucha distancia, 
usted es un poco antiguo, dijo él. 

Antes de irme, 
en la puerta,
Un segundo antes de despedirse, 
agregó:  
la próxima, el diván.

 

(...)

Un psicoanálisis - Marcos Bertorello

$4.800,00
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Narrativa en verso (fragmento)

1

 

Conocí una chica discreta
la vi
temblé 
y la invité a tomar algo.
Antes, sin embargo,  
tengo la consulta con un psicoanalista. 
(Viernes, tres de la tarde) 

Llegué justo,
toqué el timbre. 
Sonó la chicharra. 
Llegué sin aire, 
después de escalar de dos en dos
asfixiado
con lo verdadero hecho un bollo 
arrugado y húmedo 
en mis puños,
sé que no miente
eso:
estoy sin aire, 
y no sé qué hacer.

 

Me senté.
Prendí un cigarrillo, 
prendió un cigarrillo. 
Las cosas se me caen de las manos, dije, 
y sigo sin entender por qué 
tengo faltas de ortografía.
Y además: un tornado se enciende en mi pecho.
Di una pitada, 
dio una pitada;
largué el humo, 
largó el humo,
mi vida se debate
entre el intelecto y la emoción, recité. 
Él rio sin reírse.3 
¿Por qué separa las cosas?, preguntó.
 
Salí y había oscurecido.
¿Qué pasó?, pensé
en la calle
solo
sin aire
otra vez sin aire. 

La chica discreta hiere mi religión
su despreocupación me aniquila.
Él me provoca 
todo el tiempo 
a veces creo que me tortura,
y me convierto en un juguete de su inteligencia.

Ayer me sentí mal.
Hablé de papá. 
Dije una cosa horrible.     
Una imagen: 
el ataúd estaba en el centro de una habitación en penumbras
la gente se me acercaba con mucha distancia, 
usted es un poco antiguo, dijo él. 

Antes de irme, 
en la puerta,
Un segundo antes de despedirse, 
agregó:  
la próxima, el diván.

 

(...)